FORMACIÓN
POR COMPETENCIAS EN EDUCACIÓN SUPERIOR
Sabemos
que las competencias son aquellos comportamientos, destrezas y actitudes
visibles que las personas aportan en un ámbito específico de actividad para
desempeñarse de manera eficaz y satisfactoria, y si incluimos esas actitudes, esas destrezas,
esos desempeño en el ámbito educativo, podemos decir que formación por
competencias en educación superior, es la capacidad de vincular los conocimientos
teóricos de las personas en una tendencia de saberes hacia la educación
superior, ya que El Saber con ciertas
destrezas se concierte en un Saber
Hacer, que facilitará el acercamiento del mundo de la educación superior y el
mercado laboral.
Si
miramos y analizamos bien la implementación de los exámenes de estado en
Colombia para evaluar la calidad de la educación superior, el tema de las
competencias toma una relevancia particular. Naturalmente se podría pensar que
una evaluación por competencias necesariamente se deriva de un modelo de
formación por competencias, pero ese no ha sido el caso colombiano, lo que ha
obligado a académicos y pedagogos a repensar la educación de los estudiantes
bajo un modelo de formación por competencias. En esa reflexión alrededor de las
competencias surgen preguntas como ¿qué tipo de sujeto estamos formando?, ¿cómo
trasciende un modelo de formación por competencias el proceso de aprendizaje?,
¿qué implicaciones conlleva la implementación de un modelo de formación por
competencias? y ¿es éste un modelo ideal y a la vez factual?, si el fin es
lograr la formación de un mejor sujeto para la sociedad ¿Cuál es el aporte de
las competencias a dicha formación?
En
ese orden de idea primero buscaremos el antecedente de los procesos educativo
en Colombia para lograr mostrar, así como se vincula la formación por
competencia en educación superior, y poder llegar hacia la calidad de educación
que busca Colombia en su proceso de formación superior.
Al
dar una mirada a lo que ha sido la educación en Colombia se puede ver cómo los
procesos de formación se han caracterizados por estar centrados en la enseñanza
más que en el aprendizaje. No obstante, al igual que en otros países, existe
una tendencia a señalar el aprendizaje como objetivo fundamental de los
procesos de formación. En Europa, ello se ha logrado a través de grandes
reformas en educación realizadas, en promedio, cada 25 años, que es el período
de duración de una generación educativa (la francisca, 2004), en los que ha
cambiado tanto la función de la educación como los roles del estudiante y el
profesor. En Colombia solamente se han realizado dos reformas estructurales del
sistema educativo. La primera cuando por primera vez se organiza la educación
bajo la responsabilidad del Ministerio de Instrucción Pública, con la ley 39 de
1903 sobre la Instrucción Pública, en la que no se define qué es la educación
ni mucho menos sus objetivos.
La
segunda gran reforma se realizó con la ley 115 de 1994 en la que se define la
educación como un proceso de formación permanente, personal, cultural y social.
De esto se infiere que en Colombia se trasladó la visión de la educación como
un proceso de instrucción a uno de formación del sujeto en un contexto social y
cultural. Si se divide el siglo XX en períodos de 25 años, se vislumbra
entonces que entre 1903 y 1925 la función de la educación fue instruir.
por consiguiente, la función del profesor era
“decir” y la del alumno era “oír”. En el siguiente período el profesor tomó el
nombre de maestro en tanto que su función era “explicar”, mientras el alumno
tomó el nombre de estudiante y ya su función era “entender”. Cerca de 1950 los
llamados docentes, en el marco del proceso educativo deben “demostrar” a sus
discentes mediante la “experimentación”. No obstante, alrededor de 1975, con el
surgimiento de las corrientes constructivista, la función de los educandos era
ya la de “aprender “a través de un proceso de construcción del conocimiento
acompañado por el educador.
Finalmente,
hacia el año 2000 surge un modelo en el que el educador cumple con el rol de
mediador en el proceso de formación que busca hacer del educando un líder
agente de transformación competitivo en la sociedad. No obstante, para competir
es necesario actuar y conocer el medio en el que se compite, por ello ese
proceso de formación de sujetos tiene como propósito la transformación de la
sociedad a través de la solución de problemas por parte de un individuo que la
conoce, que se conoce a sí mismo, que conoce el problema, su abordaje
conceptual y factual y que aprende cuál es la mejor manera de traducir los
conceptos en hechos. La tendencia que ha seguido la educación en el último
siglo ha sido el otorgarle cada vez mayor protagonismo al estudiante en su
proceso de formación. Por ello el hecho de pretender que el estudiante conozca
el medio, se conozca a sí mismo, conozca los conocimientos y la manera más
adecuada para llegar a ellos; implica todo un proceso de aprendizaje autónomo
en el que él aprenda a aprender; siendo éste un requisito para la formación por
competencias.
Es
por eso que el aprendizaje se concibe como la reconstrucción de los esquemas de
conocimiento del sujeto a partir de las experiencias que éste tiene con los
objetos y con las personas en situaciones de interacción que sean
significativas de acuerdo con su nivel de desarrollo y los contextos sociales
que le dan sentido, es por eso que la implementación de los exámenes de calidad
en educación superior en Colombia, el Instituto Colombiano para el Fomento de
la Educación Superior –ICFES es la institución encargada de emitir directrices en
evaluación por competencias para la educación superior, y ella define las
competencias como un conjunto de acciones que el sujeto realiza cuando
interactúa significativamente en un contexto determinado, definición que se
resume en un saber hacer en contexto.
Para
concluir Lo anterior fue una propuesta metodológica de cómo el estado soberano
de Colombia mide el nivel de educación superior en sus habitantes y como hace
para que ese nivel aumente, marcándolo desde un enfoque descriptivo y basándose
en las competencias que cada persona tiene ya sea esas destrezas, ese desempeño
o ese nivel de conocimiento lógico que tiene cada persona para definir,
argumentar, concluir y así poder resolver una situación académica basado en su
competencia educativa. En fin, sabemos que esto no es un tema fácil de tocar
tan discutido y de difícil de abordar es que las formaciones por competencias
en educación superior es un tema que por su relativa juventud se considera en
construcción y aun con grandes vacíos en los que cada uno se constituiría en el
objeto de otros escritos. Esta mirada general al panorama ofrecido por las
competencias es solo un acercamiento a los diferentes puntos de debate como lo
pueden ser la evaluación, el currículo y la formación por competencias entre
otros temas.
GINA ARBOLEDA
STEVEN CASTRO
GEINNER ARAGÓN
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